La glomeruloesclerosis focal y segmentaria es una enfermedad del riñón que provoca cicatrices en partes de las unidades filtrantes. Si tienes glomeruloesclerosis focal y segmentaria, es común notar hinchazón en las piernas o alrededor de los ojos y orina espumosa; además, el médico puede detectar presión arterial alta y presencia de proteínas en la orina. Puede afectar a niños y adultos, y su evolución puede ser lenta o más rápida; algunas personas avanzan hacia insuficiencia renal si la cicatrización empeora. El tratamiento se centra en reducir la proteína en la orina y proteger la función renal con medicamentos para la presión arterial, corticoides u otras terapias inmunitarias en casos seleccionados, además de moderar el consumo de sal y proteína. El pronóstico es variable, pero muchas personas viven muchos años con seguimiento estrecho; si los riñones fallan, puede ser necesaria la diálisis o un trasplante de riñón.

Resumen breve

Síntomas

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) a menudo comienza sin dar señales. Los signos precoces de FSGS incluyen orina espumosa, hinchazón en las piernas, los tobillos o alrededor de los ojos, y aumento de peso repentino por retención de líquido. A medida que la función renal disminuye, muchas personas también presentan cansancio y presión arterial alta.

Perspectivas y Pronóstico

Muchas personas con glomeruloesclerosis segmentaria focal (FSGS) pueden mantener los riñones funcionando durante años con tratamiento precoz, control de la presión arterial y seguimiento regular. Algunas tienen brotes o un deterioro gradual, mientras que otras se mantienen estables. Detectar y tratar pronto los signos iniciales de FSGS suele mejorar los resultados.

Causas y factores de riesgo

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal puede ser primaria o deberse a cambios hereditarios en genes de los podocitos, incluidos variantes de APOL1. Entre los factores de riesgo están la infección por VIH, ciertos medicamentos, la obesidad, la reducción de la masa renal, el reflujo y la enfermedad de células falciformes. Los antecedentes familiares y la ascendencia africana aumentan el riesgo.

Influencias genéticas

La genética desempeña un papel importante en la glomeruloesclerosis segmentaria y focal, especialmente en niños y en personas con antecedentes familiares. Las variantes en genes que afectan los filtros del riñón (como APOL1 en algunos grupos con ascendencia africana) pueden aumentar el riesgo o influir en la gravedad. Las pruebas genéticas pueden orientar el diagnóstico, el asesoramiento familiar y las decisiones de tratamiento.

Diagnóstico

Los médicos sospechan de glomeruloesclerosis segmentaria y focal cuando los análisis de orina muestran una pérdida importante de proteínas y los análisis de sangre sugieren una función renal reducida. Confirman el diagnóstico con una biopsia renal. Un estudio adicional —pruebas autoinmunes, virales, por medicamentos y genéticas— ayuda a identificar si la causa es primaria o secundaria.

Tratamiento y medicamentos

El tratamiento de la glomeruloesclerosis focal y segmentaria se centra en proteger la función renal, aliviar los síntomas y controlar los desencadenantes. El plan puede incluir medicamentos para la presión arterial (como inhibidores de la ECA/ARA), diuréticos, estatinas y restricción de sal, además de inmunosupresores esteroideos o no esteroideos cuando se sospecha una lesión de origen inmunitario. Algunas personas se benefician de los inhibidores de SGLT2, rituximab o intercambio plasmático en patrones seleccionados; el trasplante renal y la diálisis son opciones si la función renal disminuye.

Síntomas

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) afecta cómo tus riñones retienen proteínas y manejan los líquidos, por lo que los signos suelen incluir hinchazón y cambios en la orina. Los signos precoces de la glomeruloesclerosis segmentaria y focal pueden pasar desapercibidos, y muchas personas se sienten bien al principio. Puedes notar tobillos o párpados hinchados, orina espumosa o un aumento rápido de peso por retención de líquido. Las manifestaciones varían de una persona a otra y pueden cambiar con el tiempo.

  • Hinchazón y edema: Es frecuente la hinchazón de los párpados por la mañana o de los tobillos al final del día. En la FSGS, ocurre porque el líquido se filtra a los tejidos cuando los riñones pierden proteínas. Los zapatos o los anillos pueden quedar más ajustados de lo habitual.

  • Orina espumosa: Una orina inusualmente espumosa o con burbujas puede indicar pérdida excesiva de proteínas. Los profesionales la llaman proteinuria, que significa que la proteína se está eliminando en la orina. Si la espuma persiste, conviene que te evalúen.

  • Aumento rápido de peso: La acumulación de líquido puede causar cambios rápidos de peso en pocos días. Puedes ver un aumento de 2–5 kg (5–10 lb) sin comer más. Esto puede ocurrir en la FSGS cuando la hinchazón empeora.

  • Presión arterial alta: La presión arterial puede subir, a veces sin signos evidentes. Algunas personas notan dolor de cabeza, sangrado nasal o visión borrosa cuando está alta. Mantener la presión controlada es clave en la FSGS para proteger la función renal.

  • Fatiga y debilidad: La falta de energía es común cuando el organismo pierde proteínas y retiene líquido. Lo que antes te resultaba sencillo puede empezar a requerir más esfuerzo o concentración. Descansar puede ayudar, pero el cansancio suele persistir.

  • Cambios en la micción: Puedes orinar menos cuando retienes líquido, o más por la noche al redistribuirse el líquido al estar acostado. La orina puede seguir espumosa si continúa la pérdida de proteínas. Un profesional de la salud puede ayudarte a distinguir entre cambios típicos de la edad y lo que requiere una evaluación más detallada.

  • Falta de aire: Un exceso importante de líquido puede dificultar la respiración, sobre todo al estar acostado o subir escaleras. Si aparece de repente o empeora, necesita atención médica urgente. Es menos frecuente, pero puede ocurrir con una hinchazón intensa.

  • Distensión abdominal: El líquido puede acumularse en el abdomen, causando sensación de plenitud, tirantez o vientre distendido. La ropa puede quedarte más ajustada en la cintura aunque no hayas comido más. En la FSGS, esto suele aparecer junto con hinchazón en los tobillos.

Cómo las personas suelen darse cuenta por primera vez

Muchas personas se dan cuenta por primera vez de la glomeruloesclerosis segmentaria y focal cuando en un análisis de orina rutinario aparece proteína en la orina, a veces después de notar párpados hinchados o edema en tobillos y pies, especialmente a última hora del día. Algunas también observan orina espumosa, aumentan de peso por retención de líquidos o desarrollan hipertensión arterial, lo que puede llevar a una revisión que revela pérdida de proteínas y menor filtrado renal. En los niños, los primeros signos de glomeruloesclerosis segmentaria y focal suelen aparecer como una hinchazón repentina y una proteinuria intensa durante un control tras una infección viral o un resfriado leve.

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Tipos de Focal segmental glomerulosclerosis

La glomeruloesclerosis focal y segmentaria (FSGS) tiene varias variantes bien reconocidas que difieren en la causa y en el aspecto del riñón al microscopio. Estas variantes pueden dar lugar a distintas edades de inicio, respuestas al tratamiento y pronóstico a largo plazo. Los profesionales suelen describirlas en estas categorías:

Primaria (idiopática)

Los signos suelen comenzar de forma brusca con hinchazón en las piernas y orina espumosa por una pérdida importante de proteínas. Los análisis de sangre y las pruebas de imagen no muestran un desencadenante claro, y muchas personas responden a tratamientos dirigidos al sistema inmunitario como los corticoides.

Secundaria (adaptativa)

Este tipo se desarrolla como respuesta a otra sobrecarga del riñón, como obesidad, menor masa renal o presión alta mantenida en los filtros. Tratar la causa subyacente y usar fármacos nefroprotectores son la base del manejo, y los tratamientos inmunitarios suelen ayudar menos.

Genética (hereditaria)

Cambios en genes de los podocitos hacen que las células del filtro funcionen de manera anormal, lo que provoca pérdida de proteínas que a menudo empieza en la infancia o al inicio de la vida adulta. Los antecedentes familiares pueden aportar pistas, y las pruebas genéticas ayudan a confirmar variantes de FSGS y a orientar las decisiones terapéuticas.

Variante colapsante

Las unidades de filtrado se colapsan, y la función renal puede empeorar con rapidez. Puedes notar hinchazón rápida, cansancio y aumento de la creatinina, y esta variante suele requerir atención intensiva urgente.

Variante de lesión en la punta

El daño se concentra cerca de la abertura tubular del filtro, a menudo con pérdida brusca e intensa de proteínas e hinchazón. Esta variante puede responder mejor a los corticoides que algunos otros tipos de FSGS.

Variante perihiliar

La cicatrización se agrupa cerca del lado de entrada de sangre del filtro y se asocia con frecuencia a causas adaptativas como mayor tamaño corporal o menor número de nefronas. Controlar la causa y manejar la presión arterial y la pérdida de proteínas es clave.

Variante celular

Hay una lesión activa con aspecto inflamatorio en partes del filtro, con pérdida de proteínas e hinchazón. Puede parecer agresiva en la biopsia, pero puede mejorar con tratamiento oportuno.

¿Sabías?

Algunas personas con formas genéticas de glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) presentan de forma precoz proteinuria difícil de tratar y edema, porque las mutaciones en genes de los podocitos como NPHS2 o ACTN4 debilitan estas células filtrantes del riñón. Las variantes en APOL1, más frecuentes en personas de ascendencia africana, aumentan el riesgo de una pérdida rápida de la función renal.

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Causas y Factores de Riesgo

La glomeruloesclerosis focal y segmentaria puede aparecer por sí sola o como consecuencia de otros factores que estresan los riñones. Los desencadenantes secundarios incluyen infecciones como el VIH, ciertos medicamentos y afecciones que sobrecargan los riñones, como la obesidad o tener un solo riñón. Los cambios hereditarios en genes que sostienen el filtro renal, y las variantes del gen APOL1 más frecuentes en personas con ascendencia africana, pueden aumentar la probabilidad de FSGS. Los genes ponen los cimientos, pero el entorno y el estilo de vida suelen decidir cómo se desarrolla la historia. Los médicos también tienen en cuenta la hipertensión arterial de larga data, lesiones renales previas y los antecedentes familiares al evaluar el riesgo y planificar el seguimiento.

Factores de Riesgo Ambientales y Biológicos

Los factores ambientales y biológicos pueden aumentar la probabilidad de glomeruloesclerosis focal y segmentaria (FSGS) al poner un estrés adicional sobre los filtros del riñón. Los médicos suelen agrupar los riesgos en internos (biológicos) y externos (ambientales). Comprender estos riesgos puede ayudarte a planificar el seguimiento y a detectar antes los signos precoces de FSGS.

  • Infecciones víricas: Algunos virus, como VIH, citomegalovirus, parvovirus B19 y COVID-19, pueden dañar los filtros del riñón. Esto puede desencadenar FSGS, a veces de forma rápida durante o poco después de la infección. Tratar la infección reduce la sobrecarga continua, pero puede quedar algo de cicatrización.

  • Medicamentos con interferón: Los tratamientos basados en interferón para afecciones como esclerosis múltiple, hepatitis o algunos cánceres pueden dañar las células filtrantes del riñón. Esa lesión puede causar FSGS en algunas personas. El riesgo suele aumentar con dosis más altas o tratamientos más prolongados.

  • Tratamiento con bisfosfonatos: Los bisfosfonatos intravenosos a dosis altas, como pamidronato, se han asociado a cicatrización en los filtros del riñón. La probabilidad es mayor con infusiones repetidas o dosis totales elevadas. Las pruebas de función renal durante el tratamiento pueden detectar cambios precoces.

  • Menos filtros al nacer: Nacer prematuro o con bajo peso al nacer puede implicar menos unidades filtrantes renales. Cada unidad trabaja entonces más, lo que aumenta el riesgo de FSGS más adelante. Esto puede aparecer años después del nacimiento.

  • Riñón único: Vivir con un solo riñón funcional, ya sea tras una extirpación quirúrgica o porque el otro no se desarrolló bien, aumenta la carga de trabajo de los filtros restantes. Con el tiempo, esta presión extra puede contribuir a la cicatrización. Los chequeos regulares pueden detectar pronto cambios en la función renal.

  • Reflujo u obstrucción urinaria: El reflujo vesicoureteral o una obstrucción urinaria prolongada pueden cicatrizar el tejido renal. La cicatrización obliga a los filtros sanos restantes a trabajar en exceso, lo que puede causar más daño. El tratamiento precoz del reflujo o la obstrucción reduce la sobrecarga futura.

  • Cicatrización renal crónica: Cualquier afección que deje cicatrices permanentes en los riñones puede iniciar el mismo ciclo de sobreesfuerzo. A medida que los filtros restantes asumen más flujo, la FSGS puede aparecer sobre la enfermedad original. Proteger la función renal restante ayuda a limitar este estrés.

  • Presión arterial alta: Años de presión arterial alta mal controlada pueden endurecer los vasos renales pequeños y forzar los filtros. Ese estrés mecánico aumenta la probabilidad de cicatrización secundaria. Un control estricto de la presión ayuda a limitar la lesión continua.

  • Estrés por hiperfiltración: Cuando cada filtro tiene que procesar más sangre de lo habitual, se acumula desgaste. Esta vía biológica es una causa frecuente de daño secundario en la malla filtrante. El manejo precoz de la causa de base reduce ese estrés.

Factores de Riesgo Genéticos

Si la glomeruloesclerosis focal y segmentaria (FSGS) aparece en tu familia, los cambios hereditarios en genes relacionados con el riñón pueden influir en quién la desarrolla y a qué edad. Tener un cambio genético no garantiza que la enfermedad vaya a aparecer. Genes concretos pueden afectar la resistencia de las células filtrantes del riñón y aumentar el riesgo de cicatrización con el tiempo. Conocer tus riesgos hereditarios puede orientar controles más tempranos si aparecen signos precoces de glomeruloesclerosis focal y segmentaria, como hinchazón reciente u orina espumosa.

  • APOL1 de alto riesgo: En personas con ascendencia africana, tener dos variantes de riesgo en APOL1 aumenta mucho la probabilidad de glomeruloesclerosis focal y segmentaria. Muchas personas con estas variantes nunca desarrollan problemas renales, y el riesgo puede variar entre familias.

  • NPHS2 (podocina): Los cambios en el gen NPHS2 pueden causar pérdida de proteínas en la orina y cicatrización del filtro renal, a menudo desde la infancia. Suele heredarse de forma recesiva, lo que significa que ambos padres suelen ser portadores sanos.

  • Cambios en ACTN4: Un único gen ACTN4 alterado puede causar glomeruloesclerosis focal y segmentaria de inicio en la edad adulta en algunas familias. La gravedad y la edad de inicio pueden variar mucho, incluso dentro de la misma familia.

  • Cambios en TRPC6: Las variantes que aumentan la actividad de TRPC6 pueden sobrecargar las células filtrantes del riñón y provocar cicatrización, a menudo en la adolescencia o en la adultez. Algunas familias muestran un empeoramiento gradual con el tiempo.

  • Cambios en INF2: Los cambios en INF2 pueden causar una enfermedad dominante, a menudo de inicio en la edad adulta, que afecta a las unidades filtrantes del riñón. Algunas familias también presentan problemas nerviosos en piernas y pies, pero no siempre ocurre.

  • Genes COL4A: Las variantes en COL4A3, COL4A4 o COL4A5 pueden dañar la membrana de soporte del riñón, con sangre en la orina al principio y glomeruloesclerosis focal y segmentaria más adelante. En algunos casos puede haber diferencias en la audición o en los ojos, lo que apunta a una causa relacionada con el colágeno.

  • Variantes en WT1: Algunos cambios en WT1 pueden causar síndrome nefrótico precoz que no responde a corticoides habituales, con rasgos de FSGS en el riñón. Este patrón se reconoce con mayor frecuencia en la infancia.

  • LMX1B (uñas): Las variantes en LMX1B, conocidas en el síndrome uña‑rótula, pueden debilitar el filtro renal y aumentar el riesgo de glomeruloesclerosis focal y segmentaria. Pistas orientativas incluyen diferencias en las uñas o en las rótulas en la familia.

  • Genes de la vía CoQ10: Cambios recesivos en genes como COQ2, COQ6 o COQ8B (ADCK4) pueden causar pérdida intensa de proteínas y FSGS, a menudo en niños o adolescentes. Un hermano puede verse afectado si ambos padres portan el mismo cambio.

  • ADN mitocondrial: Algunas variantes mitocondriales transmitidas por línea materna pueden contribuir a la glomeruloesclerosis focal y segmentaria. Pueden acompañarse de otras manifestaciones, como pérdida de audición o síntomas neurológicos.

  • Herencia familiar: Patrones como autosómica dominante, recesiva, ligada al X o herencia materna ayudan a explicar quién más podría estar en riesgo de FSGS. También puede aparecer una variante nueva (de novo) en un niño sin antecedentes familiares previos.

  • Origen ancestral: El riesgo genético de glomeruloesclerosis focal y segmentaria varía según el origen, siendo el riesgo por APOL1 más relevante en personas con raíces africanas. Personas de otros orígenes pueden presentar enfermedad ligada a genes a través de muchos de los otros genes listados aquí.

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Factores de Riesgo del Estilo de Vida

Los hábitos de vida no causan la glomeruloesclerosis focal y segmentaria (FSGS), pero sí pueden influir de forma importante en la pérdida de proteínas, la hinchazón, la presión arterial y la velocidad a la que disminuye la función renal. Comprender los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida en la glomeruloesclerosis focal y segmentaria puede ayudarte a centrarte en cambios que protejan tus riñones. Las elecciones de alimentación y actividad suelen afectar la proteinuria y el edema, que son clave en la atención de la FSGS.

  • Dieta alta en sodio: El exceso de sal eleva la presión arterial y hace que los riñones retengan líquido, lo que empeora el edema y la pérdida de proteínas en la FSGS. Reducir el sodio puede disminuir la proteinuria y ayudar a que los medicamentos para la presión arterial actúen mejor.

  • Alta ingesta de proteínas: Grandes cargas de proteínas aumentan la presión intraglomerular y la pérdida de proteínas en la orina en la FSGS. Una ingesta de proteínas moderada, individualizada por un clínico o un dietista, puede reducir la sobrecarga del riñón.

  • Obesidad y aumento de peso: El exceso de peso provoca hiperfiltración en las nefronas sanas restantes, acelerando la cicatrización en la FSGS. Perder peso puede disminuir la proteinuria y mejorar el control de la presión arterial.

  • Inactividad física: Estar sedentario contribuye a la hipertensión y a la resistencia a la insulina, ambas empeoran la proteinuria en la FSGS. La actividad moderada regular puede ayudar a reducir la presión arterial y a frenar el deterioro renal.

  • Tabaquismo: El uso de tabaco acelera la progresión de la enfermedad renal crónica y aumenta la carga cardiovascular en la FSGS. Dejar de fumar puede reducir la tasa de pérdida de eGFR y mejorar la respuesta al tratamiento.

  • Exceso de alcohol: Beber en exceso eleva la presión arterial y puede dificultar la adherencia a la medicación, empeorando el control de la FSGS. Limitar el alcohol favorece una presión más estable y la protección renal.

  • Uso frecuente de AINE: El uso regular de AINE en dosis altas reduce el flujo sanguíneo renal y puede aumentar el riesgo de lesión renal en la FSGS. Prioriza estrategias analgésicas no AINE bajo la guía de un clínico.

  • Patrones altos en azúcar: Las dietas ricas en azúcares favorecen el aumento de peso y la resistencia a la insulina, lo que puede intensificar la proteinuria en la FSGS. Elegir alimentos de menor índice glucémico y ricos en fibra favorece mejores resultados metabólicos y renales.

Prevención de Riesgos

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) no siempre se puede prevenir, pero puedes reducir la probabilidad de que aparezca por causas secundarias y frenar el daño renal si estás en riesgo. La prevención consiste en disminuir el riesgo, no en eliminarlo por completo. Estos mismos pasos también ayudan a proteger la función renal si ya vives con FSGS. Trabaja con tu equipo de atención para adaptar estas medidas a tu salud, tus medicamentos y tu vida diaria.

  • Control de la presión arterial: Mantener la presión arterial en un rango saludable reduce la tensión sobre los filtros del riñón. Muchas personas con FSGS se benefician de medicamentos como los inhibidores de la ECA o los ARB para proteger los riñones.

  • Tratar la pérdida de proteínas: Si los análisis de orina muestran proteína, los medicamentos que reducen la pérdida de proteína pueden frenar el daño por FSGS. Tu médico puede ajustar las dosis con el tiempo para mantener los niveles de proteína lo más bajos posible.

  • Cribado regular: Análisis sencillos de orina y sangre pueden detectar pronto el estrés renal, especialmente si tienes diabetes, obesidad o antecedentes familiares de FSGS. Las pruebas de cribado y las consultas periódicas también forman parte de la prevención.

  • Conoce los signos precoces: Detectar síntomas tempranos de glomeruloesclerosis segmentaria y focal, como hinchazón en piernas o tobillos y orina espumosa, puede acelerar las pruebas. La atención precoz puede prevenir más cicatrización.

  • Peso saludable: Tener exceso de peso puede aumentar la presión dentro de los riñones y desencadenar FSGS secundaria. Perder peso de forma gradual con alimentación y movimiento puede reducir esa carga.

  • Control de la diabetes: Mantener la glucosa en el rango objetivo protege los pequeños vasos sanguíneos del riñón. Controles regulares de A1C y ajustes de medicación pueden reducir el riesgo de FSGS asociado a la diabetes.

  • Limita la sal: Demasiada sal puede elevar la presión arterial y la retención de líquidos, sobrecargando los riñones. Cocinar más en casa y elegir opciones con menos sodio puede marcar una diferencia notable.

  • Evita fármacos dañinos para el riñón: El uso frecuente de analgésicos AINE (como ibuprofeno o naproxeno) y ciertos suplementos puede lesionar los riñones. Consulta a tu médico o farmacéutico antes de usar analgésicos de venta libre o suplementos nuevos si tienes riesgo de FSGS.

  • Mantente activo: La actividad física regular ayuda a controlar la presión arterial, el peso y la glucosa, claves para prevenir la FSGS secundaria. Busca moverte de forma constante la mayoría de los días, de maneras que se adapten a tu cuerpo.

  • Control del colesterol: El colesterol alto puede empeorar la cicatrización renal con el tiempo. Cambios en la alimentación y, cuando haga falta, estatinas pueden reducir este riesgo en FSGS.

  • Prevén infecciones: Las vacunas y el tratamiento precoz de las infecciones reducen la inflamación que puede sobrecargar los riñones. Esto es especialmente importante si tomas medicamentos que afectan al sistema inmunitario.

  • Evita esteroides de riesgo: Los esteroides anabólicos u hormonas no prescritas pueden dañar los riñones y se han relacionado con FSGS. Evita los potenciadores del rendimiento y habla con tu médico sobre cualquier uso de hormonas.

  • APOL1 y ascendencia: Las personas de ascendencia de África Occidental con antecedentes familiares marcados pueden hablar sobre la prueba de APOL1 y un seguimiento más precoz. Un cribado personalizado puede detectar cambios antes de que progresen.

  • Revisión de medicación: Algunos medicamentos con receta pueden afectar a los riñones; una revisión periódica ayuda a equilibrar beneficios y riesgos. Nunca suspendas un medicamento sin consejo médico; pregunta por alternativas más seguras si hace falta.

  • Hábitos de hidratación: Una ingesta de líquidos constante y moderada ayuda a la función renal, salvo que tu médico indique límites. Evita la deshidratación frecuente por dietas extremas o actividad intensa sin líquidos.

Qué tan efectiva es la prevención?

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) incluye varios tipos, así que la prevención depende de la causa. Cuando la FSGS es secundaria a factores de riesgo como obesidad, VIH no controlado, consumo de heroína o reflujo/obstrucción, abordar esos factores puede reducir de forma significativa el riesgo o frenar el daño. Si es genética o primaria (mediada por el sistema inmunitario), la prevención verdadera no es posible, pero la detección precoz, el control estricto de la presión arterial y de la proteinuria, y el tratamiento oportuno pueden reducir las complicaciones. Para muchas personas, una atención constante ayuda a preservar la función renal durante más tiempo, aunque no puede garantizar evitar la progresión.

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Transmisión

La glomeruloesclerosis segmentaria focal (FSGS) no es una infección y no se transmite de una persona a otra. En algunas personas, aparece en varias personas de la familia por cambios en genes que afectan a las células filtrantes del riñón; estos cambios pueden heredarse de forma dominante o recesiva, y a veces surgen como una alteración nueva aunque nadie más en la familia esté afectado. La forma en que se hereda la glomeruloesclerosis segmentaria focal varía según el gen implicado, por lo que un profesional de genética puede explicarte el patrón de tu familia. Algunas personas tienen variantes de riesgo —más frecuentes en quienes tienen ascendencia africana reciente— que aumentan la probabilidad de FSGS pero, por sí solas, no causan la enfermedad; pueden ser necesarios otros factores de salud o del entorno. La FSGS también puede desarrollarse por causas no genéticas, como una sobrecarga renal de larga evolución, ciertas infecciones o medicamentos; en estas situaciones, la enfermedad subyacente puede ser contagiosa, pero la cicatrización del riñón en sí no lo es.

Cuándo hacerse pruebas genéticas

Considera hacerte pruebas genéticas si la GESF (glomeruloesclerosis segmentaria y focal) apareció a una edad temprana, es frecuente en tu familia, no responde a los tratamientos estándar o reaparece después de un trasplante de riñón. Las pruebas pueden aclarar la causa, orientar la elección de medicamentos y ayudar a definir la selección del donante y la planificación del trasplante. Consulta con un nefrólogo o un asesor genético sobre paneles dirigidos para genes de podocitos y de la vía del complemento.

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Diagnóstico

Cuando la glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) afecta a los riñones, a menudo primero aparecen pistas en tu vida diaria: hinchazón alrededor de los ojos o tobillos, orina espumosa o un cansancio inusual. Estos cambios suelen llevar a análisis de laboratorio de la función renal y de proteínas en la orina, y luego a pruebas más específicas. Los médicos suelen empezar con una historia clínica detallada, una exploración física y análisis de orina antes de decidir si hacen pruebas de imagen o una biopsia renal. A continuación te explicamos cómo se diagnostica la FSGS en la mayoría de las consultas y qué puedes esperar durante el proceso diagnóstico de la FSGS.

  • Historia y exploración: Tu profesional pregunta por hinchazón, cambios en la orina, infecciones recientes, medicamentos y otras afecciones. Busca hinchazón en tobillos o párpados y toma la presión arterial para detectar signos de sobrecarga renal.

  • Análisis de orina: Una tira reactiva y mediciones en laboratorio comprueban si hay proteína alta y sangre. Una relación albúmina/creatinina o una recogida de orina de 24 horas estima cuánta proteína pierdes cada día.

  • Análisis de sangre: La creatinina y el FG estimado muestran qué tan bien filtran tus riñones los desechos. La albúmina, el colesterol y los electrolitos ayudan a valorar los efectos de la pérdida de proteínas y la salud renal global.

  • Control de presión arterial: Muchas personas con FSGS tienen presión arterial alta, que puede empeorar la lesión renal. Las mediciones periódicas ayudan a guiar el tratamiento y a seguir la respuesta a la terapia.

  • Descartar otras causas: Pruebas de diabetes, enfermedades autoinmunes e infecciones como hepatitis o VIH ayudan a excluir causas más frecuentes de pérdida de proteínas. Revisar medicamentos y exposiciones también puede revelar una causa secundaria.

  • Ecografía renal: Las imágenes evalúan el tamaño y la estructura renal y buscan obstrucción o cicatrices. Unas imágenes normales no descartan FSGS, pero ayudan a decidir los siguientes pasos.

  • Biopsia renal: Una pequeña muestra con aguja del riñón se examina al microscopio para confirmar la FSGS y su patrón. Tinciones especiales, inmunofluorescencia y microscopía electrónica ayudan a distinguir la FSGS de otras enfermedades renales.

  • Mediciones repetidas: La proteína en la orina puede fluctuar, por lo que confirmar niveles altos persistentes con el tiempo es importante. Esto ayuda a asegurar que el tratamiento se base en una imagen estable y precisa.

  • Pruebas genéticas: Algunas afecciones tienen un vínculo genético, lo que significa que pueden presentarse en familias. Se pueden considerar si la FSGS empieza en la infancia, recurre tras el trasplante o hay un fuerte antecedente familiar.

  • Derivación a especialista: En algunos casos, la derivación a un especialista es el siguiente paso lógico. Un nefrólogo puede coordinar las pruebas e interpretar la biopsia para personalizar el tratamiento.

Etapas de Focal segmental glomerulosclerosis

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal no tiene etapas de progresión definidas. Es un patrón de cicatrización renal que puede comportarse de forma distinta en cada persona: a veces se mantiene bastante estable, otras cursa con recaídas y otras empeora de manera gradual, por lo que los médicos controlan la pérdida de proteínas en la orina y la función renal en lugar de seguir un conjunto fijo de etapas. Pueden sugerirse distintas pruebas para confirmar el diagnóstico y valorar la gravedad, como controles de proteínas en orina, creatinina en sangre para estimar la eGFR y mediciones de la presión arterial. Los signos precoces de glomeruloesclerosis segmentaria y focal pueden ser sutiles: hinchazón de los tobillos, orina espumosa o aumento de peso por retención de líquidos; los médicos suelen confirmarlo con una biopsia renal y luego hacen seguimiento con cocientes periódicos proteína/creatinina en orina y la evolución de la eGFR.

¿Sabías sobre las pruebas genéticas?

¿Sabías que las pruebas genéticas pueden aclarar por qué ocurrió la glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) y si es probable que se presente en tu familia? Encontrar una causa genética puede orientar las decisiones de tratamiento, evitar medicamentos que quizá no ayuden, guiar el cribado de tus familiares e informar la planificación de un trasplante de riñón al estimar el riesgo de recurrencia. También puede conectarte con ensayos clínicos y favorecer una atención temprana que proteja tus riñones, como el control de la presión arterial y la monitorización dirigida.

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Perspectivas y Pronóstico

Muchas personas preguntan: “¿Qué significa esto para mi futuro?”; en la glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) la respuesta depende del tipo, de la rapidez con la que cambia la función renal y de cómo respondes al tratamiento. Algunas personas responden bien a los medicamentos que reducen la inflamación del riñón y la pérdida de proteínas, mientras que otras tienen una enfermedad más resistente que mantiene la proteína alta en la orina y, poco a poco, desgasta la función renal. El camino de cada persona es un poco distinto. Si las cicatrices en el riñón avanzan a pesar del tratamiento, puede aparecer enfermedad renal crónica con los años, y una parte de las personas acabará necesitando diálisis o un trasplante de riñón.

Mirar el panorama a largo plazo puede ayudar. Los médicos lo llaman pronóstico: una palabra médica que describe los desenlaces probables. En general, quienes tienen menos proteína en la orina tras iniciar el tratamiento suelen tener una mejor perspectiva, y quienes mantienen una proteinuria intensa corren más riesgo de insuficiencia renal con el tiempo. Algunas formas hereditarias y ciertas variantes de alto riesgo (por ejemplo, alelos de riesgo APOL1) pueden acelerar la evolución, mientras que la FSGS secundaria a otra causa puede mejorar si se trata el desencadenante. Los signos precoces de la FSGS, como hinchazón en las piernas u orina espumosa, no orientan bien sobre la gravedad, así que los análisis periódicos y el control de la presión arterial importan más que cómo te sientes día a día. Cuando aparece insuficiencia renal, la supervivencia depende de iniciar a tiempo la diálisis o el trasplante; tras el trasplante, la FSGS puede reaparecer en el nuevo riñón en algunas personas, pero los tratamientos administrados alrededor del momento de la cirugía pueden reducir ese riesgo.

Con una atención continuada, muchas personas mantienen una función renal estable durante años. Mantener la presión arterial bien controlada, reducir la proteína en la orina con los medicamentos adecuados, controlar el colesterol y tratar la causa de base cuando sea posible mejora la perspectiva a largo plazo. Habla con tu médico sobre cómo podría ser tu pronóstico personal. Puede revisar tu respuesta al tratamiento, la evolución de tus análisis y cualquier hallazgo genético para ayudarte a planificar los siguientes pasos y vigilar señales de alarma tempranas de cambio.

Efectos a Largo Plazo

La glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) puede seguir un curso largo, desde una función renal estable hasta un deterioro gradual a lo largo de años. Los efectos a largo plazo varían mucho, y dos personas con el mismo diagnóstico pueden recorrer caminos muy distintos. Muchos recuerdan que los signos precoces de glomeruloesclerosis segmentaria y focal eran sutiles—tobillos hinchados u orina espumosa—mientras que los impactos mayores aparecieron poco a poco. El pronóstico depende de lo bien que se controle la pérdida de proteínas, de cómo se maneje la presión arterial y de si la cicatrización sigue avanzando.

  • Declive de la función renal: Algunas personas se mantienen estables durante años, mientras que otras desarrollan enfermedad renal crónica que puede llevar a insuficiencia renal. Los médicos suelen describir esto como efectos a largo plazo o desenlaces crónicos.

  • Pérdida de proteínas persistente: La presencia de proteínas en la orina puede continuar, incluso cuando por lo demás te sientes bien. Con el tiempo puede sobrecargar los riñones y señalar daño continuo.

  • Hinchazón y líquido: La hinchazón en las piernas, los tobillos o alrededor de los ojos puede continuar o aparecer y desaparecer. Para muchos, esto se traduce en zapatos más ajustados al final del día o necesidad de elevar las piernas tras la actividad.

  • Presión arterial alta: La presión arterial suele aumentar a medida que cambia la función renal. Mantenerla controlada es clave para frenar más daño renal.

  • Riesgo cardíaco mayor: La sobrecarga del corazón y los vasos sanguíneos puede acumularse con los años. Los cambios en el colesterol y la presión arterial alta juntas elevan el riesgo cardiovascular a largo plazo.

  • Coágulos de sangre: Algunas personas tienen mayor probabilidad de coágulos en las piernas o los pulmones. Este riesgo tiende a ser más alto cuando la pérdida de proteínas es intensa.

  • Riesgo de infecciones: Perder proteínas protectoras en la orina puede facilitar las infecciones. Puedes notar más infecciones de senos paranasales, de la piel o respiratorias durante las fases activas.

  • Cambios en el colesterol: El colesterol y los triglicéridos pueden permanecer elevados. Estos cambios pueden requerir seguimiento y tratamiento a largo plazo para proteger el corazón.

  • Salud ósea comprometida: La pérdida de proteínas persistente puede afectar el equilibrio de vitamina D y calcio. Con el tiempo, esto puede debilitar los huesos y aumentar el riesgo de fracturas.

  • Recurrencia tras trasplante: En algunas personas, la FSGS puede volver después de un trasplante renal. Los médicos pueden vigilar estos cambios durante años para ver patrones y actuar pronto.

  • Impacto en el crecimiento infantil: En los niños, los problemas renales persistentes y los tratamientos pueden frenar el crecimiento y retrasar la pubertad. El crecimiento suele mejorar cuando la salud renal se estabiliza.

Cómo es vivir con Focal segmental glomerulosclerosis

Vivir con glomeruloesclerosis segmentaria focal puede sentirse impredecible: puedes notar poca energía, que los tobillos o los párpados se hinchan al final del día y que las visitas al baño se convierten en un termómetro silencioso de cómo están trabajando tus riñones. El día a día suele incluir medicamentos, reducir la sal y las proteínas cuando te lo indiquen, controles de laboratorio periódicos y planificar en torno al cansancio o a los días de brote; aun así, muchas personas siguen trabajando, estudiando y manteniéndose activas ajustando el ritmo con cabeza. La familia y los amigos pueden asumir más tareas—llevarte a consultas, ayudarte con las comidas, fijarse en la hinchazón—y, al mismo tiempo, convertirse en aliados clave para mantener el rumbo y celebrar los periodos de estabilidad. Con un plan claro, una comunicación abierta con tu equipo de atención y apoyo en casa o en grupos de la comunidad, muchas personas encuentran un ritmo estable incluso cuando la enfermedad va y viene.

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Tratamiento y Medicamentos

El tratamiento de la glomeruloesclerosis focal y segmentaria (FSGS) busca proteger la función renal, reducir la pérdida de proteínas en la orina y controlar la hinchazón y la presión arterial. Los médicos suelen empezar con fármacos que bajan la presión dentro de los filtros del riñón y disminuyen la proteína en la orina, como los inhibidores de la ECA o los ARB, junto con diuréticos para el exceso de líquidos, medicamentos para bajar el colesterol y restricción de sal; si hay proteinuria en rango nefrótico, puede valorarse el uso de anticoagulantes según el riesgo. Cuando participa el sistema inmunitario, se usan con frecuencia corticoides, y algunas personas pueden recibir fármacos inmunosupresores adicionales como los inhibidores de calcineurina o micofenolato; un médico puede ajustar tu dosis para equilibrar beneficios y efectos secundarios. Si la FSGS está causada por otra afección (como obesidad, ciertas infecciones, medicamentos o un cambio genético), tratar esa causa es fundamental, y las pruebas genéticas pueden orientar las decisiones cuando se sospecha. En fases avanzadas, se puede hablar de atención de apoyo, diálisis o trasplante renal y, dado que la FSGS puede reaparecer tras el trasplante, la vigilancia estrecha y el tratamiento precoz son esenciales.

Tratamiento No Farmacológico

La atención en la glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) suele incluir medidas prácticas que apoyan a tus riñones en el día a día, reducen la hinchazón y protegen la salud del corazón. Junto con los medicamentos, las terapias no farmacológicas pueden marcar una diferencia importante con el tiempo. Si notas signos precoces de glomeruloesclerosis segmentaria y focal, como nueva hinchazón en los tobillos u orina espumosa, estos pasos pueden ayudar a reducir la sobrecarga de tus riñones. Tu equipo de atención puede adaptarlos a tu estadio de enfermedad renal y a tus objetivos personales.

  • Menos sodio: Intenta consumir menos de 2,000 mg de sodio al día (unos 5 g de sal). Esto ayuda a controlar la hinchazón y la presión arterial.

  • Proteína equilibrada: Evita dietas muy altas en proteínas que puedan sobrecargar los riñones. Un objetivo frecuente es alrededor de 0.8 g por kg de peso corporal al día (aproximadamente 0.36 g por lb), con la guía de un dietista.

  • Cuidado del edema: Eleva las piernas cuando te sientes y valora usar medias de compresión si tu profesional lo considera adecuado. Estas medidas pueden reducir la hinchazón y las molestias en tobillos y piernas.

  • Guía de líquidos: Sigue las indicaciones de tu profesional sobre los líquidos; pueden mantenerse normales o limitarse de forma moderada si la hinchazón es importante. Repartir las bebidas a lo largo del día puede ayudarte a sentirte menos hinchado.

  • Presión en casa: Contróla la presión arterial en casa y lleva un registro sencillo para compartir en las consultas. Lecturas estables ayudan a tu equipo a ajustar la atención y proteger la función renal.

  • Alimentación cardiosaludable: Da prioridad a verduras, frutas, cereales integrales, proteínas magras y alimentos sin sal añadida. Limitar los ultraprocesados y los azúcares añadidos favorece la presión arterial y el peso.

  • Actividad física: Apunta a ejercicio moderado regular, como caminar a paso ligero 150 minutos por semana (unos 30 minutos, 5 días). La actividad ayuda a controlar la presión arterial, el peso y la energía.

  • Control del peso: La pérdida de peso gradual y sostenible puede aliviar la presión sobre los riñones si convives con exceso de peso. Pequeños cambios en las porciones y en el movimiento suelen sumarse.

  • Evita agresores renales: Evita los AINE como el ibuprofeno salvo que tu profesional indique lo contrario, y sé prudente con los complementos herbales. Mantente bien hidratado durante las enfermedades y pregunta por el contraste antes de las exploraciones.

  • Vacunaciones: Mantén al día la gripe, COVID-19 y las vacunas recomendadas por tu profesional como neumococo y hepatitis B. Esto reduce el riesgo de infecciones cuando la pérdida de proteínas puede debilitar las defensas.

  • Dejar de fumar: Abandonar el tabaco mejora el flujo sanguíneo a los riñones y al corazón. La terapia sustitutiva con nicotina o el asesoramiento pueden aumentar tus posibilidades de éxito.

  • Sueño y estrés: Procura dormir con regularidad y usa técnicas para reducir el estrés como ejercicios de respiración o yoga suave. Menos estrés puede ayudar a la presión arterial y al afrontamiento diario.

  • Piel y coágulos: Cuida la piel con suavidad, hidrata y consulta de inmediato si aparece enrojecimiento o dolor en las piernas, ya que los estados nefróticos pueden aumentar el riesgo de coágulos. Tu profesional puede aconsejarte sobre las señales de alarma a vigilar.

  • Control periódico: Acude a las citas de análisis y controles de orina para seguir los niveles de proteína y la función renal. Los cambios tempranos en las pruebas suelen guiar ajustes oportunos en tu plan.

  • Coordinación del cuidado: Consulta con un dietista renal y una enfermera de nefrología si están disponibles para recibir consejos prácticos y personalizados. Los familiares suelen tener un papel clave al apoyar nuevas rutinas.

¿Sabías que los medicamentos están influenciados por los genes?

Los genes pueden afectar cómo tu organismo procesa los medicamentos para la FSGS, lo que puede cambiar la potencia con la que actúan los esteroides, cómo toleras los inhibidores de la calcineurina (como tacrolimus) o la rapidez con que aparecen los efectos secundarios. En algunas personas, variantes como APOL1 también orientan la elección del fármaco y la respuesta esperada.

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Tratamientos Farmacológicos

Los medicamentos para la glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) buscan disminuir la proteína en la orina, calmar señales inmunitarias sobreactivadas, reducir la hinchazón y proteger la función renal a largo plazo. No todas las personas responden igual al mismo fármaco. A menudo se prueban primero esteroides a dosis altas; si la FSGS recaen o no mejora, se usan otras terapias inmunitarias. En la FSGS resistente a esteroides, las opciones suelen incluir inhibidores de la calcineurina y, en casos seleccionados, rituximab. Los fármacos para controlar la presión arterial, el colesterol y los líquidos también desempeñan un papel clave en la protección renal a largo plazo.

  • Corticosteroides (prednisona): Ayudan a frenar el daño mediado por el sistema inmunitario en los filtros del riñón y a reducir la pérdida de proteínas. Los ciclos suelen durar meses con una disminución gradual, y los médicos controlan el azúcar en sangre, la salud ósea, el estado de ánimo y el riesgo de infecciones.

  • Inhibidores de la calcineurina: Ciclosporina o tacrolimús pueden ayudar cuando los esteroides no funcionan o causan recaídas frecuentes. Se controlan los niveles con análisis de sangre, y la función renal y la presión arterial requieren seguimiento estrecho.

  • Rituximab: Una infusión usada en algunos casos dependientes o resistentes a esteroides, y a veces en FSGS recurrente tras el trasplante. Puede reducir la proteína en la orina y ayudar a mantener la remisión, pero aumenta el riesgo de infecciones y puede causar reacciones a la infusión.

  • Inhibidores de la ECA/ARA-II: Lisinopril o losartán bajan la presión dentro de los filtros del riñón y reducen la proteína en la orina. Ayudan a proteger la función renal a largo plazo, pero hay que vigilar potasio y creatinina y se evitan en el embarazo.

  • Inhibidores SGLT2: Dapagliflozina o empagliflozina pueden reducir la pérdida de proteínas y frenar el deterioro renal, incluso en personas sin diabetes. Los riesgos incluyen infecciones por hongos genitales y deshidratación, y se ajustan según la función renal.

  • Diuréticos: Medicamentos como furosemida o torsemida ayudan a movilizar el exceso de líquido para aliviar la hinchazón de las piernas y la falta de aire. Las dosis se ajustan según los síntomas, con controles de sodio y potasio para prevenir calambres o mareos.

  • Estatinas: Atorvastatina o rosuvastatina tratan el colesterol alto que suele acompañar a la pérdida de proteínas en rango nefrótico. Bajan el riesgo cardiovascular, con seguimiento por dolores musculares o cambios en las pruebas hepáticas.

  • Micofenolato mofetil: Una opción inmunosupresora cuando los esteroides no se toleran o no son eficaces. Puede reducir las recaídas, pero requiere análisis de sangre periódicos y anticoncepción fiable por los riesgos en el embarazo.

  • Gel de ACTH (corticotropina de depósito): Una inyección que a veces se usa cuando otras terapias fallan o no se toleran. Puede disminuir la proteinuria en casos seleccionados, con efectos adversos similares a los esteroides como aumento de peso, cambios de ánimo e hipertensión.

Influencias Genéticas

En algunas familias, la FSGS aparece en hermanos o a lo largo de varias generaciones, lo que apunta a un factor genético. Es natural preguntarse si los antecedentes familiares influyen. Cambios en ciertos genes que afectan a las células filtrantes del riñón (podocitos) pueden causar FSGS familiar, y una variante en un gen llamado APOL1 aumenta el riesgo en personas con ascendencia africana o caribeña; aun así, muchas personas portadoras de estos cambios nunca desarrollan enfermedad renal. Algunos tipos hereditarios se manifiestan en la infancia y pueden ser más difíciles de tratar, mientras que otros comienzan en la edad adulta, por lo que la edad de inicio y la gravedad pueden variar mucho, incluso dentro de una misma familia. Muchos casos de glomeruloesclerosis focal y segmentaria no son hereditarios y se relacionan con otras causas, como desencadenantes inmunitarios o medicamentos. Puede proponerse una prueba genética y asesoramiento si la glomeruloesclerosis focal y segmentaria empieza temprano, es difícil de tratar o si varios familiares están afectados; los resultados pueden orientar las decisiones de atención y la planificación de un trasplante. Aunque las pruebas no pueden anticipar los signos precoces de la FSGS ni predecir el curso exacto, sí pueden aclarar tu riesgo personal y lo que puede significar para tus familiares cercanos.

Cómo los genes pueden causar enfermedades

Los seres humanos tienen más de 20 000 genes, y cada uno realiza una o algunas funciones específicas en el cuerpo. Un gen le indica al cuerpo cómo digerir la lactosa de la leche, otro le dice cómo construir huesos fuertes y otro evita que las células comiencen a multiplicarse sin control y se conviertan en cáncer. Como todos estos genes juntos son las instrucciones de construcción de nuestro cuerpo, un defecto en uno de ellos puede tener consecuencias graves para la salud.

A través de décadas de investigación genética, conocemos el código genético de cualquier gen humano sano/funcional. También hemos identificado que, en ciertas posiciones de un gen, algunas personas pueden tener una letra genética diferente a la suya. A estos puntos críticos los llamamos “variaciones genéticas” o simplemente “variantes”. En muchos casos, los estudios han demostrado que tener la letra genética “G” en una posición específica es saludable, mientras que tener la letra “A” en la misma posición interrumpe la función del gen y causa una enfermedad. Genopedia le permite ver estas variantes en los genes y resume todo lo que sabemos de la investigación científica sobre qué letras genéticas (genotipos) tienen consecuencias buenas o malas para su salud o sus rasgos.

Farmacogenética - cómo la genética influye en los medicamentos

Los genes pueden influir tanto en cómo se comporta la glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) como en cómo actúan los medicamentos en tu organismo. Cuando las pruebas muestran una causa monogénica que afecta los filtros del riñón, la FSGS por lo general no responde a los corticoides ni a otros fármacos inmunosupresores, por lo que la atención suele centrarse en medidas de protección renal, control de la presión arterial y planificación de un trasplante si fuera necesario. La FSGS primaria (no genética) tiene más probabilidades de responder a medicamentos como los corticoides o los inhibidores de la calcineurina; por el contrario, la FSGS genética rara vez reaparece tras un trasplante renal, mientras que la FSGS primaria conlleva un mayor riesgo de recurrencia, lo que orienta cómo se preparan y vigilan los médicos. Junto con tu historia clínica y los hallazgos de la biopsia, las pruebas genéticas pueden ayudar a ajustar el plan de tratamiento al tipo de FSGS que tienes y pueden evitarte medicamentos poco útiles.

Los genes también pueden afectar cómo procesas ciertos fármacos usados en la FSGS. Si el tacrolimus forma parte del tratamiento o se administra tras el trasplante, diferencias frecuentes en un gen de enzimas hepáticas pueden cambiar la dosis que necesitas; algunos centros usan el genotipado para ayudar a elegir la dosis inicial y alcanzar antes un nivel seguro. Si se considera la azatioprina, variantes en genes de enzimas que degradan este medicamento pueden aumentar el riesgo de tener glóbulos blancos bajos, por lo que a menudo se realiza una prueba previa al tratamiento para reducir los efectos adversos. En personas de ascendencia africana, las formas de alto riesgo de un gen llamado APOL1 se asocian con una FSGS más agresiva y pueden influir en la respuesta al tratamiento, y estos resultados también se tienen en cuenta al evaluar a donantes renales vivos.

Interacciones con otras enfermedades

Vivir con glomeruloesclerosis segmentaria focal (FSGS) a menudo implica vigilar cómo otros problemas de salud afectan a tus riñones día a día. La presión arterial alta y la diabetes pueden acelerar el daño renal, mientras que afecciones como el VIH, la hepatitis B, la obesidad y la enfermedad de células falciformes pueden desencadenar o empeorar ciertos tipos de FSGS. Como la hinchazón en las piernas, la falta de aire y el cansancio pueden parecerse a los primeros signos de glomeruloesclerosis segmentaria focal, los problemas del corazón o del hígado pueden confundirse con un problema renal y retrasar la atención adecuada. Las personas con FSGS también afrontan riesgos más altos relacionados con el estado nefrótico (niveles altos de colesterol, coágulos de sangre e infecciones), lo que aumenta el riesgo cardiovascular global si hay otra enfermedad presente. Algunos fármacos contra el cáncer, terapias inmunes y analgésicos pueden sobrecargar los riñones o interactuar con los tratamientos para la FSGS, por lo que los planes suelen requerir una coordinación cuidadosa entre especialistas. Pregunta si algún medicamento para una afección podría interferir con el tratamiento de otra.

Condiciones Especiales de Vida

El embarazo con glomeruloesclerosis segmentaria y focal (FSGS) requiere una atención estrecha y compartida entre los equipos de nefrología y obstetricia. La presión arterial puede subir, la hinchazón puede empeorar y la proteína en la orina suele aumentar; algunas personas presentan descensos temporales de la función renal. Los médicos pueden sugerir un seguimiento más frecuente durante el embarazo y en las semanas posteriores al parto, con elecciones cuidadosas sobre medicamentos seguros para la presión arterial y sobre si ajustar los corticoides u otros tratamientos.

Los niños con FSGS pueden presentar hinchazón alrededor de los ojos por la mañana, orina espumosa y crecimiento lento si la pérdida de proteínas es intensa. Las biopsias renales y la respuesta a los medicamentos pueden variar según la edad, y algunos niños tienen recaídas relacionadas con infecciones o con olvidos de dosis, por lo que los planes escolares y deportivos pueden necesitar flexibilidad. Los adolescentes también pueden necesitar apoyo para mantener la adherencia al tratamiento y para afrontar preocupaciones sobre la imagen corporal por la hinchazón.

Los adultos mayores que viven con FSGS a menudo tienen otras afecciones de salud, como diabetes o cardiopatía, que influyen en las decisiones terapéuticas y en los efectos secundarios. Las dosis de los medicamentos pueden ajustarse de forma más conservadora, y se vigila de cerca el riesgo de caídas por los diuréticos o por descensos de la presión arterial. Para muchos, esto implica equilibrar la protección renal con mantener la energía y la independencia.

Las personas deportistas activas pueden seguir involucradas, pero el entrenamiento intenso puede requerir ajustes si aparecen hinchazón, cansancio o problemas de presión arterial. La hidratación, la ingesta de sal y el uso seguro de analgésicos antiinflamatorios merecen especial atención, porque algunos calmantes pueden sobrecargar los riñones. Ayuda planificar con antelación y prepararte para torneos, viajes o exposición al calor con la orientación de tu equipo de atención.

Historia

A lo largo de la historia, la gente ha descrito hinchazón en las piernas, párpados abultados y orina inusualmente espumosa: signos que hoy reconocemos como una pérdida importante de proteínas por los riñones. Mucho antes de las biopsias renales, las familias y los curanderos notaban que algunos parientes eran más propensos a estos episodios tras una enfermedad o un embarazo, mientras que otros mejoraban y luego recaían años después. Los primeros médicos agruparon estas historias bajo “hidropesía” o “nefrosis”, porque la causa exacta dentro del riñón no estaba clara.

Desde las primeras teorías hasta la investigación moderna, la historia de la glomeruloesclerosis focal y segmentaria (FSGS) tomó forma a medida que mejoraron las herramientas. A mediados del siglo XX, la introducción de la biopsia renal y la microscopía óptica permitió a los clínicos ver cicatrices solo en partes de algunos filtros: el patrón “focal” y “segmentario” que define la FSGS. La microscopía electrónica aportó más detalle, mostrando daño en los delicados pedicelos (prolongaciones celulares) que ayudan a mantener las proteínas en la sangre. Al principio se entendía solo por los síntomas; más tarde, el patrón estructural en la biopsia distinguió la FSGS de otras causas del síndrome nefrótico, como la enfermedad de cambios mínimos.

Con cada década, las descripciones se volvieron más precisas. Los patólogos describieron subtipos según el aspecto de la cicatrización y dónde aparecía en el filtro renal. Al mismo tiempo, los médicos observaron que la FSGS podía aparecer tras ciertas infecciones virales, exposiciones a medicamentos o estrés intenso para los riñones, como muy bajo peso al nacer o masa renal reducida. También se documentó que la FSGS puede reaparecer después de un trasplante renal, lo que subraya que en algunas personas los factores circulantes en la sangre pueden impulsar la afección.

Los avances en genética volvieron a cambiar la comprensión. A finales de los años 1990 y en la década de 2000, los investigadores identificaron cambios en genes que actúan como reguladores de intensidad para la función del podocito, las células especializadas que recubren los filtros renales. Variantes en genes como NPHS2 (podocin), ACTN4, TRPC6, INF2 y APOL1 (variantes de riesgo frecuentes en personas con ascendencia de África Occidental) ayudaron a explicar por qué la FSGS puede presentarse en familias, comenzar en la infancia en algunos casos o responder de forma diferente al tratamiento en otros. Estos descubrimientos no sustituyeron la biopsia, pero añadieron otra capa: FSGS describe un patrón de cicatrización que puede surgir por causas de base distintas.

En las últimas décadas, ha crecido la conciencia de que la FSGS no es una única enfermedad, sino una vía final común. Este cambio importa para tu atención. Explica por qué dos personas con el mismo patrón en la biopsia pueden tener signos iniciales de FSGS diferentes, desencadenantes distintos y respuestas variables al tratamiento. También orientó los ensayos clínicos hacia enfoques más personalizados, separando la FSGS presumiblemente relacionada con el sistema inmunitario de las formas genéticas o secundarias, y mejorando la atención de apoyo como el control de la presión arterial y los medicamentos que protegen el riñón.

Mirar al pasado ayuda a explicar el enfoque actual: combinar una historia clínica cuidadosa, análisis de laboratorio y hallazgos de la biopsia con pruebas genéticas dirigidas cuando corresponda. Con el tiempo, la forma de entender esta afección ha cambiado, pero aquellas primeras observaciones sobre la hinchazón y la pérdida de proteínas siguen guiando cómo los clínicos reconocen la FSGS en la práctica diaria.

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